PERU

El misterioso mundo de los Incas

 

Dueño de un patrimonio natural y cultural de inestimable valor, el territorio peruano se abre a todo aquél que,  además de disfrutar de un soberbio paisaje, busca el contacto con las impactantes  manifestaciones del arte incaico y colonial.

 

El Perú, sede del fabuloso Imperio de los Incas, es un territorio en el que se dan todos los climas del mundo y que posee bellos paisajes, iridiscentes playas y lujuriosas regiones selváticas con profusión de ruinas preincaicas e incaicas, además de construcciones prehistóricas. No son ajenos a este fenómeno los tejidos hallados, los cuales mantienen sus tintes.

Por otro lado, una pródiga naturaleza en su cambiante territorio permite practicar en sus hermosas playas la pesca, ya sea de roca, de altura o submarina.

En las regiones de la sierra, la práctica del andinismo, del trekking y del canotaje son algo común. En la cuenca amazónica, seducen al visitante la majestuosidad de los ríos, la rusticidad de los grupos tribales y la esplendidez de las vistosas flores que adornan la exuberante vegetación. Y su fauna que se destaca por su cautivante diversidad.

Para los amantes de la aventura, la región de los pongos (el pongo es un paso estrecho de un río) constituye un eterno reto.

La cultura, es por todos conocido que el alma de un pueblo se manifiesta a través del folklore, que en el Perú incluye danzas, canciones, leyendas, tradiciones y cuentos.

En la gastronomía, cada pueblo del Perú ofrece una gran variedad de platos típicos, tan numerosos como las ciudades que jalonan su territorio.

En líneas generales, todas las ciudades del Perú cuentan con suficientes atractivos turísticos como para justificar su visita.

 

LIMA

Fundada el 18 de enero de 1535, la Ciudad de los Reyes fue trazada con la rectitud de un damero. Conformada por 117 manzanas de 15.687 metros cuadrados cada una, sus comienzos fueron humildes.

A partir del siglo XVII, sin embargo, se transforma, y con el esplendor y el boato del Virreynato se construyeron grandes mansiones y palacios con arcos y columnas alrededor de espaciosos patios, que sostenían primorosos balcones tallados, al par que se daba vida a paseos y avenidas, los que han dado a esta ciudad una personalidad característica. Lima, a raíz de la explosión demográfica, rompe los muros que constituían su defensa, terminada allá, por el año 1685, y se convierte en una gran metrópoli, donde cada día se proyectan nuevas construcciones.

Para el visitante que desee conocer Lima en sus variadas facetas, podemos recomendar que comience por la Lima prehispánica, donde las huellas arqueológicas se remontan a muchos siglos anteriores a la llegada de los Incas, primero, y de los españoles, después. Tampoco podrá obviarse, empero, la Lima colonial, en la que las construcciones aún existentes brindan una idea del esplendor que la caracterizó.

Por ejemplo, el Palacio de Torre Tagle, la Plaza de Toros, la Casa de Jerónimo de Aliaga, etc.. La Lima moderna, por su parte, muestra toda su belleza de sus urbanizaciones, planificadas de manera diferente a la de la fundación de la ciudad. En cuanto a la Lima religiosa, ésta exhibe monumentos de hermosos diseños, levantados a la fe y al arte peruanos.

Por último, Lima ofrece sus museos, en los que puede apreciarse las maravillosas muestras que testimonian la obra de los artistas peruanos.

 

CUZCO

La antigua ciudad de Cusco –internacionalmente conocida como Cuzco, o Qosqo, como prefieren llamarla sus habitantes- es conocida como la capital arqueológica de América y fue declarada Patrimonio Cultural de la Humanidad por la UNESCO. Se la conoce, por ser el paso obligado para visitar Machu Picchu, ciudadela inca situada a unas tres horas de tren de la capital imperial o a 25 minutos del helipuerto.

 

Cuzco  “ombligo del mundo” , se encuentra situada a 3.394 metros sobre el nivel del mar, en los Andes Surorientales del Perú, a una hora de vuelo de la ciudad de Lima.

 

Otrora capital del Tawantinsuyo, el imperio más grande de América, es hoy una pujante ciudad que mantiene intactas sus raíces incaicas y que ejerce misteriosa atracción sobre todos quienes la visitan.

Si bien es paso obligado hacia la fabulosa ciudadela de Machu Picchu, permite, a quién tiene el deseo y el tiempo de hacerlo, conocer mucho más.

Hacia el Norte, camino de Machu Picchu, no se debe dejar de recorrer el Valle Sagrado de los incas, comenzando por la ciudad de Pisac y sus increíbles ruinas, así como su mercado artesanal, hasta terminar, pueblitos por medio, en Ollantaytambo, ciudad de la época incaica que aún mantiene sus tradicionales construcciones y medio de vida, coronada por la denominada Fortaleza del mismo nombre.

El Valle Sagrado es un lugar ideal para practicar canotaje entre los meses de marzo y noviembre, antes que las abundantes lluvias se la sierra peruana hagan peligroso ese deporte.

Otro pueblo que no debe quedar fuera del itinerario es Chinchero, cuya iglesia colonial fue una de las primeras en construirse en la zona.

Hacia el Sur de la ciudad imperial tenemos Tipón, antiguo centro de experimentación agrícola, maravillosamente surcado por acueductos aún en perfecto estado; Piquillacta, utilizada como centro de acopio por los incas, con construcciones que muestran paredes y pisos tarrajeados y, muy especialmente, Andahuaylillas, cuya antiquísima iglesia colonial es considerada como la Capilla Sixtina de América, por el fabuloso trabajo que muestran sus rústicos techos y paredes.

Si sus pasajeros son de onda mística, el terreno por recorrer en esta regíon es impresionante. Basta decir que en los doce ejes energéticos demarcados por las creencias andinas se encuentran infinidad de centros de energía, uno más increíble que el otro.

 

Clima

El clima es frío y seco, con una temperatura promedio de 11º C, si bien suele hacer calor durante el día y frío en las noches. La estación de lluvias va de noviembre a marzo, con mayores precipitaciones a partir de enero.

La estación seca comprende los meses de abril a octubre. Se recomienda llevar abrigos, especialmente para las noches, e impermeable para la época de lluvias.


Principales Atracciones

El típico city tour recorre los puntos de mayor interés de Cuzco, en un periplo que dura aproximadamente 4 horas.

Recomendamos que una vez terminado, se tomen un día para recorrer la ciudad y para visitar lugares no incluídos en el tour. No hay nada como vivir la historia que cada piedra y cada pintura transmite.

Otro aspecto importante lo conforman las numerosas  “pacchas” o fuentes de reciente construcción, que intentan recuperar la importancia que el líquido elemento tenía dentro de la cosmocisión andina. Tal vez la más imponente y bella es la ubicada en la Plaza de San Blas, siendo la mejor hora para apreciarla hacia el atardecer, cuando se prenden las luces que le dan realce.

 

Atractivos Religiosos

LA CATEDRAL: Construida sobre el palacio del inca Wiracocha, el inicio de las obras data del año 1556, finalizándose en 1654.

 

Su fachada, de estilo renacentista, tiene una altura máxima de 32,97 m., estando su interior decorado con tallas de madera de cedro y aliso, sobresaliendo el coro, el púlpito así como las altares y mobiliario.

 

LA COMPAÑIA DE JESUS: Su construcción se inició en 1576, siendo terminada en 1668. Su decoración es de típico estilo barroco, tanto en interiores como exteriores. Los retablos, de madera de cedro, están enchapados en finas láminas de oro.

 

IGLESIA Y CONVENTO DE LA MERCED: Fueron fundados en 1536, finalizándose las obras en 1675. Destaca la toma de estilo barroco, como toda su decoración. El principal atractivo lo constituye la custodia de La Merced, de doble estilo, la sección superior barroca y la interior renacentista. Está incrustada de 1.518 diamantes, 615 piedras, rubíes, topacios y esmeraldas.

 

IGLESIA DE SANTO DOMINGO: Fue fundada en 1534, constituyendo el primer convento de esta orden que se estableció en el Perú. El templo y el convento se edificaron sobre los restos del conjunto religioso más importante de Tawantinsuyo, el Qorikancha o Templo del Sol, pudiéndose apreciar en su interior restos de él.


SAN BLAS: Es la parroquia más antigua de Cusco, habíendose construido en el siglo XVI. Famosa por su púlpito, extraordinaria obra de carpintería artística de estilo churrigueresco español, tallado en cedro.

 

IGLESIA Y CONVENTO DE SAN FRANCISCO: Fue fundada en 1645, finalizando su construcción en 1652. En su interior se encuentra un monumental lienzo realizado por Juan Espinoza de los Monteros, así como importantes obras pictóricas de la época.

 

IGLESIA Y MONASTERIO DE SANTA CATALINA : Fundado en 1605, se levanta en los solares de la Casa de las Vírgenes del Sol. La arquitectura corresponde a la última etapa del renacimiento, con presencia de aquerías de estilo romano.

 

Monumentos Precolombinos

QORIKANCHA: El complejo fue dedicado a la cosmovisión religiosa del mundo andino, teniendo templos dedicados a las diferentes deidades del Tawantinsuyo. Fue el templo más importante del incanato. Sobre sus bases, se alza el Convento de Santo Domingo.

 

SAQSAYWAMAN : La Casa del Sol, así denominada por los incas, es una imponente construcción lítica que está a 2 km. de la ciudad, dominando la misma desde la altura del cerro que lleva su nombre. Aquí se lleva a cabo la escenificación del Inti Raymi todos los 24 de junio. Consta de tres plataformas superpuestas que componen uno de los centros religiosos más importantes del incanato. Está construido con enormes moles pétreas, llegando a pesar, la mayor de ellas, cerca de 25 toneladas.

 

Q’ENDO : Este lugar, cuyo nombre significa laberinto o zig zag, se sitúa a 3km. de la ciudad. Fue un templo dedicado a la tierra. Sus numerosas tallas y canales ceremoniales conforman un singular centro ceremonial y de culto. Hoy en día forma parte de los circuitos místicos conjuntamente con la denominada  “zona x” o la Cueva de los Monos.

 

PUCA PUCARA : A 6 km. de Cusco encontramos esta atalaya o fuerte de rojas piedras, dominando desde una estratégica ubicación el camino que utilizaban los incas.

 

TAMBOMACHAY : A 3.700 m. sobre el nivel del mar y a 7km. de la ciudad se encuentra el lugar conocido como Los Baños del Inca. Fue un centro de culto y adoración al agua, conformando por canales y muros de piedra.

 

Tips

Al llegar a Cusco, lo que viajando desde Lima sucede en las mañanas, lo recomendable es descansar un par de horas antes de iniciar cualquier actividad turística, para permitir que el cuerpo se aclimate a la altura.

Es costumbre, en todos los hoteles, convidar a un mate de coca al recién llegado. Esta infusión en base a hojas de coca, es excelente para ayudar a contrarrestar los efectos de la altura así como para mejorar la digestión, que a más de 3.000 metros se torna un poco lenta. También ayuda a que desaparezca cualquier dolor de cabeza que pudiese afectar, a no importa qué hora del día.

 

Si en algún momento se siente  “soroche” o mal de altura, es aconsejable tomar un mate de coca y utilizar el apoyo del oxígeno, que todo hotel o transporte que se aprecie de dar un buen servicio tiene a disposición de los turistas. También suelen ayudar los caramelos del limón o la glucosa.

Es recomendable, sobre todo para aquellos que tengan problemas respiratorias o cardíacos, que su médico les realice un chequeo antes del viaje, ya que no todos los aquejados por ese tipo de problemas pueden exponerse a la altura y al trajín de conocer Cusco y sus alrededores.

En lo que a seguridad respecta, como en toda la ciudad turística del mundo, hay robos. Por ello no es aconsejable hacer alarde de cámaras fotográficas, filmadoras, joyas o dinero.

Tampoco es recomendable recorrer sin compañía lugares oscuros y poco transitados.

 

Cuzco By Night

La noche de Cusco comienza, normalmente, después de las diez u once de la noche. Antes, puede disfrutarse de una buena comida, si bien es aconsejable, sobre todo los primeros días que la misma sea liviana y medida.

Cusco cuenta con diversidad de restaurantes donde sirven comida típica, así como internacional o exquisitas pizzas. También los hay con shows de música autóctona.  Después, a disfrutar de una noche muy especial.

Los pubs, cuyo ingreso antes de las diez u once de la noche, suele ser libre, comienzan generalmente con shows típicos para, terminados los mismos, convertirse en una suerte de discotecas, cuya música no para hasta bien entrada la madrugada. El más famoso, con más de doce años de existencia, es el Kamikase, pegado a la Municipalidad. Otro muy popular es el Ukukos.

 

Shopping At Cuzco

Las compras en Cusco se resumen, básicamente, a las artesanías y antigüedades.

En los alrededores de la Plaza del Regocijo, frente a la Municipalidad del Qosqo, se ubican todas las tardes una serie interminable de vendedores, además de varios locales, cuya única actividad es la venta de artesanía típica, tejidos, cerámicas, collares, etc., así como, algunos de ellos, de antigüedades (aunque alguna que otra en vez de ser de la época colonial o del incanato esté recién elaborado).

En el bohemio barrio de San Blas se concentran los talleres de las más tradicionales familias de artesanos, como los Mérida, por ejemplo, dedicados a la artesanía y pintura desde hace varias generaciones. En este pintoresco barrio pueden adquirirse reproducciones de la pintura cuzqueña, típicos muñecos remembrando ángeles y santos, así como instrumentos musicales autóctonos.

 

INKA – NAM, EL CAMINO DEL INCA

Por la senda de piedra hacia la Ciudad Sagrada

 

El Camino Inca a Machu Picchu es la ruta del trekking más famosa y conocida del Continente americano. Muchas de las personas que la recorren lo hacen con la idea de emular a los antiguos exploradores en sus fantásticas hazañas a través de valles andinos, de tupidos e impenetrables bosques de profundas quebradas de abismos verticales y de espectaculares pasos para descubrir las fascinantes ruinas arqueológicas que jalonan el camino. Según se avanza a través de la senda, el caminante siente una progresiva integración con la naturaleza, de manera cada vez más profunda hasta llegar a experimentar sentimientos místicos al acampar junto a los restos de las ciudades incas.

 

Aunque no es difícil seguir el itinerario correcto, se tiene noticia de que algunos viajeros, que se han lanzado a esta aventura contando con equipos inadecuados o con poca experiencia en las prácticas de la montaña, se han encontrado con serios problemas y hasta han sufrido accidentes, causados generalmente por las inestables condiciones meteorológicas propias de estos territorios de la cordillera de Vilcanota.

La ruta atraviesa empinados parajes junto a enormes barrancos, se cruzan elevados pasos de montaña con alturas de hasta 4.200 metros y no se encuentra en todo el recorrido un trecho donde cobijarse de las bajas temperaturas nocturnas que pueden sorprender al viajero por debajo de los cero grados,incluso en el mes de septiembre, cuando nosotros iniciamos el viaje.

La duración del camino depende de las condiciones físicas que posean los viajeros y del peso que lleve cada uno. Se tarde un mínimo de tres días en realizarlo aunque a algunas personas les ha llevado incluso cinco o seis jornadas. Nosotros nos planteamos hacerlo en cuatro días, reservando la última jornada para visitar Machu Picchu detenidamente. Por todo esto decidimos dar el testimonio de un grupo de turistas que experimentaron esta hermosa aventura, a lo largo de cuatro jornadas.

 

Primera Jornada

Con muchas ideas en la cabeza, cruzamos el puente del Urubamba para comenzar la primera etapa del camino. Sin apenas ganar altura, recorrimos los primeros kilómetros por un pequeño barranco paralelo al río Urubamba. Por debajo de nuestros pies su caudalosas e impetuosas aguas discurrían entre un fragor ensordecedor que creaba un clima de brava naturaleza. La vegetación de estos parajes se compone fundamentalmente de arbustos bajos, aunque de vez en cuando encontramos pequeños árboles, de cuyas ramas colgaban plantas simbióticas que les proporcionaban un aspecto extraño, casi fantasmagórico.

Al cabo de unas dos horas y media de marcha, apareció ante nuestros ojos la primera de las ciudadelas incas que salpican el camino. Se trataba de Llactapata, un conjunto de gradas o terrazas de cultivo perfectamente construidas en la ladera montañosa y un pequeño núcleo, correspondiente a la parte urbana, compuesto por un tambo (edificio que servía como centro religioso y de hospedaje) y algunas ruinas de otras edificaciones.

Nuestro guía nos explicó que las ciudades que jalonan el recorrido tienen un claro origen religioso – militar. Servían para controlar la ruta hacia la ciudad sagrada y para dar protección a los pergrinos que se dirigían a ella. Lo que era más evidente para nosotros es que estas ciudades estaban perfectamente autoabastecidas, construídas siempre en lugares con abundancia de agua. Se aseguraban de aprovisionar de alimento a sus habitantes gracias al sistema de terrazas de cultivo.

Seguimos adelante, y nos internamos hacia el interior de la cordillera siguiendo el cauce del río Cusichaca.

A partir de aquí el camino se va haciendo más duro pues se empina poco a poco y gana altura, al mismo tiempo que la vegetación es cada vez más tupida.

Cruzamos los últimos poblados indígenas con los que coincidía nuestro itinerario e hicimos un alto en uno de ellos para tomar un bocado. Seguimos nuestra ruta hasta llegar, poco antes de anochecer, al último poblado del recorrido, la aldea de Huyllabamba, donde instalamos el primer campamento.

 

Segunda Jornada

Madrugamos bastante para enfrentarnos a la segunda jornada de nuestro viaje. Iba a ser sin duda la más dura pues, en lugar de haber comenzado el camino en el kilómetro 88 del ferrocarril, lo más habitual, lo habíamos hecho 14 kilómetros antes por aproximarnos en coche en lugar de en tren, al permitir esta alternativa iniciar el trekking en un punto más adelantado.

Haber caminado durante la primera jornada algunos kilómetros más nos obliga a establecer el campamento a un nivel más bajo de lo habitual y ahora teníamos por delante cerca de 2.000 metros de ascensión hasta alcanzar el famoso Abra de Wariwallisca.

 

Desde el comienzo, el camino asciende implacablemente serpenteando en estrechas y numerosas revueltas, mientras poco a poco penetra en un territorio bellísimo de espesa vegetación tropical, hasta convertirse en un auténtica selva donde discurren numerosos torrentes de agua cristalina y fresca.

 

Alcanzamos el lugar conocido como Lulluchapampa, muy adecuado para acampar, y lo sobrepasamos hasta que desapareció la vegetación y los típicos pastizales andinos dominaron el paisaje, a la vez que las altas e impresionantes crestas montañosas se hicieron cada vez más próximas.

 

Según ganamos altura, el frío se intensificó y aparecieron unas nubes que comenzaron a soltar agua, una lluvia que más arriba se convertiría en nieve.

La altura en los Andes provoca efectos más devastadores que en otras cordilleras del mundo debido a dos razones fundamentales. La primera de ellas es que las montañas de estas latitudes están situadas cerca de la línea ecuatorial, por lo que la presión es mayor con respecto a la corteza terrestre. La otra se deriva de los fenómenos extraños que se producen en la atmósfera, debido al choque entre la fría corriente de Humbold y las corrientes cálidas que provienen de la selva amazónica.

 

Vimos a Javier ascender deprisa, fatigado, para avisar sobre el mal estado de dos de nuestros compañeros y yo descendí casi desde la cumbre hasta el lugar donde ellos se encontraban. Cargué con una de sus mochilas y las subí para volver después a bajar a por la otra.

 

Tuvimos la suerte de cara en esa ocasión y nos encontramos con un par de indios con caballos que pasaban en aquel momento. Les pedimos que subieran nuestros maltrechos compañeros, a lo que accedieron a cambio de unos cuantos soles, es decir, muy pocas pesetas. Por fin, todo el grupo pudo coronar el paso clave de Wariwallisca, situado a 4.200 metros de altitud, desde donde se contempla una panorámica espectacular en todo el macizo de Vilcanota.

A partir de aquí comenzaron a aparecer los restos ensolados y las escaleras talladas en la montaña del verdadero Camino del Inca. Hasta ahora el recorrido lo habíamos realizado sobre sendas de tierra normales. Comenzamos a descender en picado unos mil metros de desnivel hasta alcanzar el fondo del valle selvático por donde discurre el río Pacamayo objetivo de esta jornada y magnífico lugar para establecer el segundo campamento de la ruta.

 

Tercera Jornada

Amaneció lloviendo. Desayunamos bajo esta circunstancia desapacible y recogimos el campamento para enfrentarnos a la tercera jornada de camino.

Nuestro primer reto fue ascender los 600 metros existentes hasta el Abra de Runcurancay, situada a 3.860 metros de altitud. En la mitad de la ladera, a unos 3.700 metros, nos encontramos con las ruinas del templo y el adoratorio de Runcurancay. Un poco más arriba alcanzamos una laguna, el verdadero pozo de ese lugar.

Nada más descender comenzó a aparecer tímidamente la jungla, cuya abundante vegetación ocultaba el paisaje. Sin ninguna señal de aviso nos encontramos, al doblar una amplia curva, con la antigua y empedrada calzada inca, que prácticamente no nos abandonó hasta llegar al final del camino, ayudándonos a pasar por espectaculares abismos y brechas en las montañas.

Durante la tercera etapa la selva fue una constante y la altitud media osciló levemente en torno a los 3.500 metros. El desarrollo de esta jungla tropical a más de 3.000 metros de altitud en la cordillera andina oriental, fenómeno denominado la  “ceja de la selva”, se debe a que la corriente helada y seca de Humbold queda amortiguada por la cordillera occidental, mientras que la vertiente oriental recibe las corrientes calientes y húmedas que provienen de la fuerte evaporación propia de la selva del Amazonas, creándose por tanto un microclima, que ha favorecido el desarrollo de espesas vegetaciones a semejante altitud.

 

Seguimos caminando y, al igual que en días anteriores, los jóvenes porteadores, cargados como mulas, nos sobrepasaban continuamente, pues seguían la costumbre tradicional de sus antepasados, los chasquis, los mensajeros del emperador inca que difundían las noticias corriendo a través de las calzadas y relevándose en los tambos de las ciudadelas.

 

Actualmente los quechuas se trasladan igual por las montañas.

El sistema que utilizan se basa en que uno de ellos, desprovisto de carga, corre delante del resto de porteadores con hojas de coca y una cacerola.

 

Llegado a un punto, prepara un mate de coca bien caliente y espera la llegada del grupo, que descansa unos minutos e ingiere la infusión milagrosa para continuar la carrera. Y así sucesivamente hasta el final de la jornada.

 

Los porteadores mascan, también continuamente, un bolo de hojas de coca, que renuevan cada media hora aproximadamente. De esta manera soportan el hambre, la sed y la fatiga. El bolo de coca se forma mezclando una pequeña porción de hojas con un pellizco de una masa gomosa compuesta por raíces, cal, miel o limón. Esta mezcla permite que el alcaloide de la hoja actúe rápidamente, al mismo tiempo que ayuda a que se compacte el bolo, que es alojado en un lateral de la boca debajo de la lengua.

 

De forma inesperada, en un recodo del sombrío camino que llevábamos horas recorriendo (no en vano nuestra media era de diez horas caminando con una pausa breve para comer) surgió una escalera vertical apenas perceptible. Sin dudarlo, ascendimos por ella y nos encontramos en una ciudadela construida sobre la estrecha y cimera cresta de una montaña. Era Sayacmarca. A esta vista se encontraban varias callejas y edificaciones rodeadas por un paredón defensivo.

En la cumbre del grupo arquitectónico, el Templo del Sol presidía el paisaje y se reflejaba en las oscuras aguas de la laguna negra de Yanacocha.

 

Más adelante, el camino serpenteaba por impresionantes paisajes y se internaba en un antiguo túnel prehispánico excavado en la vertical de la pared rocosa que cruzamos para llegar al sitio de Phuyupatamarca, el asentamiento inca mejor conservado de todo el Santuario Histórico. En esta ciudadela han vencido al tiempo y a las guerras un tambo bien conservado, un conjunto de habitaciones, las canalizaciones para el agua y unas curvilíneas terrazas de cultivo esculpidas en la montaña. Este era tambien un buen lugar para instalar un campamento, pero decidimos continuar unos cuantos kilómetros más hasta llegar a Huiñay-Huayna, donde existe una pequeña infraestructura para alojarse.

Antes de llegar al final del día, teníamos que cruzar varios pasos colgados por encima del cañón de Urubamba. Fue entonces cuando las nubes que ocupaban el valle se abrieron y los últimos rayos del sol penetraron en el fondo del cañón, tamizando la luz y creando un colorido lineal que nos atrapó durante varios minutos.

 

Las ruinas de Huiñay-Huaina se descuelgan casi en vertical de las laderas de la última quebrada que hay antes de llegar a Machu Picchu. En Huiñay-Huaina se edificaron no hace mucho unos barracones para poder dormir en caso de extrema necesidad, una comodidad que se complementa con la comida que preparan los indios que viven allí y que también sirven bebidas frías y calientes. Todo un símbolo de la adaptación al turismo de esta remota zona andina.

 

Incluso existe un curioso museo donde se reúnen ejemplares disecados de la fauna que habita en esta región, considerada por el Gobierno peruano como Unidad de Conservación Ecológica. Entre las especies que subsisten en el entorno del Camino del Inca destacan, entre los mamíferos, el oso de anteojos, el puma, el taruco (una especie de jabalí), el gato montés, la nutria y el lirón. Hay también aves tan curiosas como el gallito de las rocas, el cara cara, el picaflor, la pava de monte y varias clases de patos y loros.

Los reptiles están representados en este museo por el jergón y la serpiente coral, un ofidio de mordedura mortal, y por la tarántula migale, un arácnido del tamaño de una mano.

 

Acampamos es este último emplazamiento y nos ocupamos de secar nuestros empapados equipos y de prepararnos para la etapa final, un simple salto de pocos kilómetros antes de llegar a la colina desde donde divisaríamos nuestro ansiado objetivo, Machu Picchu.

 

Ultima Jornada

Antes de amanecer, ya estábamos listos para la marcha.

 

Tras ingerir el desayuno, comenzamos a caminar y descendimos ligeramente para franquear una gran quebrada situada debajo de las ruinas de la última ciudadela de la ruta. El camino ascendió ligeramente más o menos recto y cruzamos una gran ladera selvática, donde la calzada inca se habia hundido en algunos lugares, siendo sustituida por frágiles puentes de madera colgados de grandes precipicios.

El sendero se elevó entonces vertiginosamente unos metros, para alcanzar un collado donde se alza la Inti-Puncu o Puerta del Sol. Cada amanecer el sol ilumina a través de ella el valle donde se encuentra la ciudad perdida de los incas. Allí debajo se encontraba por fin Machu Picchu.

La ciudad se extendía en todo su magnífico esplendor a nuestros pies bajo el elegante guardián que la protege, el impresionante monte conocido como Wayma Picchu, el Pico Joven. Ya tan sólo quedaba descender durante una hora aproximadamente parada poder pisar el suelo de la sagrada ciudad.

Se desconoce cuál fue el verdadero nombre de estas ruinas y quizás nunca lo sabremos. Su actual denominación se la ha prestado el emplazamiento geográfico donde se ubica, el Pico Viejo, situado a 2.300 metros de altitud y a unos 400 metros sobre el río Urubamba, que envuelve la ciudad en uno de sus caudalosos meandros.

 

En 1911, casi por casualidad, el explorador norteamericano Hiram Bingham descubrió lo que jamás consiguieron encontrar los conquistadores españoles. Desde entonces se han desarrollado las más variadas e insólitas hipótesis en torno al significado de estas ruinas: si fue Machu Picchu la primera o la última capital de los incas, si su función era militar o servía como santuario de las Vírgenes del Sol... . En cualquier caso, Machu Picchu es uno de los vestigios arqueológicos más importantes y uno de los lugares más místicos que existen en todo el planeta.

 

Bingham tuvo que despejar Machu Picchu de la frondosa vegetación que lo cubría totalmente. Tras realizar diversas campañas de excavaciones se sacaron a la luz discos de piedras de diversos tamaños, útiles de cobre, piezas de cerámica y restos humanos. El estudio anatómico de estos últimos reveló que el 80 por ciento de las osamentas eran de mujeres. Este hecho dio origen a la teoría que considera Machu Picchu como un gigantesco Acllawari o Casa de las Mujeres Elegidas, donde las vírgenes se preparaban para servir a los dioses y a los emperadores. Otra versión del misterio establece que la razón de esta supremacía de restos femeninos se debe a que los varones se habían marchado de la ciudad para ayudar a los monarcas rebeldes de Vilvabamba, que luchaban contra los españoles.

El aventurero norteamericano decubrió también que la ciudad dividida en tres sectores diferenciados, reservado uno de ellos al culto religioso. El núcleo de casas construídas al lado de las terrazas de cultivos se supone que fue la zona habitada por los campesinos y el grupo de viviendas situadas al otro lado de la gran explanada, la ciudad de los artesanos. El sector noble se reservó la zona comprendida entre el templo del Sol, el Palacio de la Princesa y las casas de los sacerdotes. En medio de los tres núcleos se encuentra una gran explanada, donde se realizaban los actos públicos políticos y religiosos. En la parte más alta de la ciudad se halla el Intihuatana, una gran piedra que sirvió posiblemente como observatorio astronómico o solar. Por todo el recinto se extienden además grupos escultóricos en piedra que representan grandes cóndores y montañas, cuya utilidad era la de servir como altares de sacrificios. Esta imponente ciudad es muestra indiscutible de una gran civilización y una cultura que protagonizaron los quechuas, milenarios habitantes de estas latitudes.

Partimos de Machu Picchu con la convicción de que la mejor forma de viajar al encuentro de la ciudad perdida de los incas era caminar a lo largo de los 69 kilómetros del Inka-Nam.

 

MACHU PICCHU

Ciudadela entre las nubes

 

Machu Picchu, el atractivo turístico más conocido del Perú, está a 2.350 metros sobre el nivel del mar, en el Departamento de Cusco, provincia de Urubmanba.

Descubierta en 1911 por el explorador norteamericano Hiram Bingham, hay 112 km, entre la ciudad del Cusco y la estación ferroviaria de Puente Ruinas o Machu Picchu.

Tres son los medios para llegar a ella: por tren –ya sea en autovagón o tren de turistas, o en el tren  “del pueblo”, muy típico pero poco recomendable para quienes no sean mochileros. Tres horas de recorrido por bellos paisajes en el primero o más de seis en el segundo. Hay que citar también el Camino Inca, que ya cuenta con dos alternativas en lo que a recorrido se refiere, puesto que puede escogerse hacerlo en tres a cuatro días o en sólo uno, y, desde no hace mucho tiempo, por helicóptero, en un viaje de sólo 25 minutos.

Para llegar a conocer, a  “vivir”, Machu Picchu, lo recomendable es dedicar algo más que un full day. Es ideal dormir una noche en el único hotel situado junto a la ciudadela, lo que permitirá disfrutar del entorno en los horarios en que casi no hay visitantes, para, la noche siguiente, descansar en Aguas Calientes, ubicada a unos diez minutos de Puente Piedra, y deleitarse con sus conocidas aguas termales.

En lo que a hoteles se refiere, Aguas Calientes cuenta con un excelente establecimiento de cuatro estrellas (Machu Picchu Pueblo Hotel), uno recientemente renovado de tres, denominado Machu Picchu Inn, así como alternativas más económicas como hostales o albergues.

En los alrededores de este pueblo hay caídas de agua en medio de un paisaje espectacular, como la Catarata de Mandor. Con suerte y paciencia, además de buena orientación por parte de algún lugareño, puede descubrirse un gallito de las rocas –pájaro muy especial de gran belleza- o un oso de anteojos. Además, es interesante subir al Wayna Picchu, frente a la ciudadela, para apreciar una visita increíble de la misma y, si esto se hace en plena madrugada, será posible llegar a la cima junto con el sol y descubrir como éste va iluminando lentamente las ruinas con sus cálidos rayos. Si no se escogió ir a Machu Picchu por el Camino Inca, bien vale la pena conocer Wyñay Wayna, otrora un pueblo satélite de Machu Picchu, última zona habitada antes de llegar por el Camino Inca a la ciudadela, lo que se hace por el Inti Punku o Puerta del Sol.

Intentar describir Machu Picchu seria pretencioso de mi parte y lo que es peor, no tendría la posibilidad de transmitir la grandiosidad de la misma ni lo que uno siente la primera vez que se enfrenta a esta ciudad.

 

Puno

El Perú tiene en Puno su lugar más insólito y remoto; su meseta más extensa y sus lagos mayores, además de bellísimos templos y un folclore por demás variado y rico.

Todo ello, en el marco de altas montañas, importantes vestigios precolombinos, poblaciones exóticas y exquisita artesanía. Situada en la sierra sur, a orillas del lago Titicaca, sobre la alta y anchurosa meseta del Collac, Puno tiene un clima seco y frío. El lago Titicaca, ubicado a más de 3800 metros sobre el nivel del mar, mide 194 kilómetros desde la desembocadura del río Ramia hasta Aigachi, y 65 kilómetros de ancho desde la boca del río Juli a la playa de Carabuco.

Sus aguas son claras, limpias y de sabor dulce. A una profundidad de 25 metros, tiene un azul subido oscuro, comparable unicamente con la Costa Azul de Francia cuando su cielo se halla despejado. El Titicaca está alimentado por 25 ríos, y tiene más de 41 islotes y cuatro penínsulas, de las cuales la de Copacabana y la de Achacachi forman el estrecho de Tiquina.

 

En sus costas existen patillos, chocas, zarcetasy multitud de pájaros y flamencos de vistosos colores. En sus islas flotantes y movedizas, sobre la tierra barrosa que se cimenta en bases de totora, viven, al decir de la gente, los Uros, legendarios personajes del lago, depositarios de antiquísimas costumbres, tales como la de no llegar más allá de las riberas del espejo de agua.

Finalizamos esta reseña apuntando que, últimamente, el Perú se ha convertido en un lugar de gran atracción para una nueva corriente de personas interesadas en un íntimo contacto con el patrimonio natural y el cultural, patrimonio que en este país andino posee un valor superlativo.

 

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